Lectio Divina Dominical XXVIII del Tiempo Ordinario Ciclo A

«Muchos están invitados, pero pocos son elegidos»

Hno. Ricardo Grzona, frp

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PRIMERA LECTURA: Isaías 25, 6-10a
SALMO RESPONSORIAL: Salmo 23(22),1-3a.3b-4.5.6
SEGUNDA LECTURA: Filipenses 4, 12-14. 19-20

Invocación al Espíritu Santo:

Ven Espíritu Santo,
Ven a nuestra vida, a nuestros corazones, a nuestras conciencias.
Mueve nuestra inteligencia y nuestra voluntad para entender lo que el Padre quiere decirnos a través de su Hijo Jesús, el Cristo.
Que tu Palabra llegue a toda nuestra vida y se haga vida en nosotros.

-Amén-

TEXTO BÍBLICO: Mateo 22, 1-14

1 Nuevamente Jesús usó parábolas para hablar con la gente y les dijo: 2 “El Reino de los Cielos es como un rey que ha preparado una fiesta de bodas para su hijo. 3 Envió a sus sirvientes a que llamaran a los invitados, pero éstos no quisieron venir al banquete. 4 Luego envió a otros siervos diciéndoles: ‘Díganles a los invitados que ya he preparado mi comida para la fiesta: ya han matado mis terneros y mis reses engordadas, y todo está listo. ¡Vengan a la fiesta de bodas!’

5 Pero a los invitados no hicieron caso de la invitación y se fueron a atender sus asuntos: uno se fue a su granja y el otro a su almacén. 6 Otros agarraron a los siervos, los golpearon y los mataron. 7 El rey estaba tan enojado que mandó a su ejército a matar a los asesinos y a quemar su ciudad. 8 Luego dijo a sus sirvientes: ‘Mi fiesta de bodas está lista, pero los invitados no se lo merecían. 9 Ahora vayan por las calles, al cruce de los caminos, e inviten a todos los que encuentren’.

10 Entonces los sirvientes salieron a las calles y reunieron a todos los que pudieron encontrar, tanto buenos como malos. Y el salón de bodas estaba lleno de gente. 11 Cuando el rey entró a ver a los invitados, vio a un hombre que no vestía la ropa de fiesta 12 y le preguntó: ‘Amigo, ¿cómo entraste aquí sin ropa de fiesta?’ Pero el hombre se quedó callado. 13 Entonces el rey dijo a los sirvientes: ‘Atenlo de pies y manos y échenlo a la oscuridad, donde habrá llanto y rechinar de dientes’. 14 Muchos están invitados, pero pocos son elegidos”.

TRADUCCIÓN DEL NUEVO EVANGELIZADOR

1.- LECTURA: ¿Qué dice el texto?

Estudio Bíblico.

San Mateo pone en labios de Jesús esta parábola que es muy importante. Recordemos en principio que Mateo está escribiendo a una comunidad que está formada por Judíos convertidos al cristianismo y otros gentiles o griegos que aceptaron la fe cristiana sin pasar por el judaísmo. Esto podía traer ciertos recelos entre ellos.

Jesús se dirige en la parábola a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo. Es la parábola de un Rey, que está ofreciendo un banquete por la boda de su hijo. Obviamente para realizar una boda, había que prepararla con tiempo, sobre todo por la comida y bebida que debía servirse. Y cuando está lista se manda la invitación oficial a todos. Sin embargo, ellos no quisieron ir al Banquete, dice esta traducción “se desentendieron”. Y a algunos de los mensajeros los maltrataron y los mataron. Entonces como el banquete estaba listo el Rey enojado mandó a que fueran exterminados aquellos asesinos y luego mandó a todos lados hasta los cruces de los caminos a buscar nuevos comensales para la boda de su hijo. Y ya que los invitados no eran “dignos” entonces llegaron los nuevos convidados. Pero uno de ellos no iba vestido acorde para una fiesta, entonces lo ataron de pies y manos y lo expulsaron a las tinieblas.

Jesús termina esta parábola con la tan conocida frase: Muchos son los invitados pero poco los elegidos.

Esta parábola hace un poco de síntesis de toda la Historia de la Salvación. Dios quiere rehacer su proyecto que el pecado de la humanidad ha quebrantado. Y para esto se eligió a un pueblo. Éste sería el encargado de llevar la salvación al resto de la humanidad. Entonces Dios fue enviando a sus profetas, pero el pueblo los fue matando, o se desentendieron del mensaje. No quisieron asistir a las bodas, es decir buscaron excusas para no atender. Y si los invitados no fueron “dignos” según el texto, el Rey no quiso dejar el banquete, que ofrece ahora ir por los caminos a buscar a todos para participar.

En una costumbre antigua, había en la entrada de donde se ofrecía el banquete algo así como hoy podemos decir un guardarropa en el que se ofrecía un traje especial para que todos estuvieran vestidos de “gala” y esto se hacía gratuitamente para todos y que quedaran bien presentados. Pero uno de ellos no se puso ese traje. Por eso fue expulsado afuera, a las tinieblas, donde hay oscuridad y no hay alimento. Hay lamentos y crujir de dientes, así dice el texto. Esto significa que hay que “revestirse de la Gracia, que Dios ofrece para entrar a su Reino, al banquete que Él mismo nos prepara y nos invita.

El Reino no es sólo para un pueblo, que había sido invitado a participar, sino que es para los que sin rechazar al Señor, aceptamos su propuesta y dejamos que nos elija. Eso es que el Reino de Dios no tiene fronteras, es para la Humanidad. La lectura cristiana de todo el Antiguo Testamento nos lleva a entender mejor esta parábola

Reconstruimos el texto:

  1. ¿De qué trata la parábola que narra Jesús?
  2. ¿Quién es el personaje que manda la invitación?
  3. ¿Cuál fue el acontecimiento que había ocurrido?
  4. ¿A quiénes envió el Rey? ¿A quiénes representan estos sirvientes?
  5. ¿Qué sucedió cuando se dijo que todo estaba listo para el banquete?
  6. ¿Qué hicieron los invitados al banquete? ¿Cómo respondieron?
  7. ¿Qué hizo el Rey con los que no quisieron asistir y que maltrataron a sus criados?
  8. ¿A quienes manda a invitar entonces? ¿A quiénes representan estos nuevos invitados?
  9. ¿Qué pasó con el que no tenía el traje apropiado?
  10. ¿Cómo culmina la parábola? ¿Qué dice Jesús como enseñanza sobre la misma?

2.- MEDITACIÓN: ¿Qué me o nos dice Dios en el texto?

Hagámonos unas preguntas para profundizar más en esta Palabra de Salvación

  1. En la Iglesia, nos viene muy bien recordar esta parábola de Jesús. ¿Cuántas veces me creo yo con más derecho porque llevo más tiempo en mi grupo o asociación o parroquia? Sobre todo cuando llegan nuevos integrantes e inclusive aportan ideas nuevas ¿Cómo me siento?
  2. Los invitados pusieron muchas excusas, ¿Cuáles son las excusas que hoy nos inventamos para no participar del gran banquete que nos ofrece el Señor? La Eucaristía es como el centro y vértice de este banquete. Pero también la participación en la comunidad, la vida fraterna. ¿Eres capaz de buscar en tu interior e identificar estas excusas?
  3. Cuando viene alguien de parte del Señor y de la Iglesia que trae un mensaje, tal vez una exhortación a un cambio de vida: ¿Cómo reacciono yo ante esto? ¿Soy humilde y agradezco que me digan lo que está mal y me corrijan? ¿Me enojo con aquellos que viendo desde afuera mis errores me sugieren un cambio? ¿Qué dirá el Señor ante esto?
  4. ¿Verdaderamente me siento llamado por el Señor? ¿Soy responsable que este llamado implica también una respuesta de nuestra parte?
  5. Vestir el traje de gala, es revestirse de la Gracia del Señor, abandonar nuestros propios criterios, modos de obrar y tomar el nuevo estilo de vida que nos ofrece Cristo ¿Estoy atento para ser entonces el elegido? Porque muchos han sido llamados, pero pocos son los elegidos.

    Meditación del Papa Francisco

    La actitud que el cristiano debe tener se encuentra en la parábola de las bodas del hijo del rey. A nosotros nos viene la idea: «pero, padre, ¿cómo es posible? Se han encontrado en los cruces de las calles y se les pide que vayan con vestido de fiesta. Esto no funciona…’» ¿Qué significa esto? ¡Es muy simple! Dios solamente nos pide una cosa para entrar en esta fiesta: la totalidad. El esposo es el más importante, ¡el esposo llena todo!

    Jesús es la cabeza del Cuerpo de la Iglesia; Él es principio. Y Dios le ha dado a Él la plenitud, la totalidad, porque en Él se reconcilian todas las cosas.
    Si la primera actitud es la fiesta, la segunda es reconocerle a Él como el Único. No se pueden servir a dos patrones: o se sirve a Dios o se sirve al mundo. (Cf. S.S. Francisco, 6 de septiembre de 2013, homilía en Santa Marta)

3.- ORACIÓN: ¿Qué le digo o decimos a Dios?

Orar, es responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y es el momento de decirle algo al Señor:

Te propongo que tomemos la Segunda Lectura a manera de oración. Léela despacio, toma nota de todo lo que dice el apóstol y procura que también sean tus propias palabras las que asumes como oración. Y te invito a que te centres en el versículo 13: “Todo lo puedo en Aquel que me da fuerzas”

Filipenses 4, 12-14. 19-20

4,12: Sé lo que es vivir en la pobreza y también en la abundancia. Estoy plenamente acostumbrado a todo, a la saciedad y el ayuno, a la abundancia y la escasez. 4,13: Todo lo puedo en aquel que me da fuerzas.4,14: Con todo, hicieron bien en mostrarse solidarios de mis sufrimientos.
4,19: Mi Dios, colmará todas sus necesidades según su riqueza y generosidad por medio de Cristo Jesús.
  4,20: Al Dios y Padre nuestro sea la gloria por los siglos de los siglos.

Hacemos un momento de silencio para responder al Señor y demos gracias porque nos llena de alegría.

Añadimos nuestras intenciones de oración.

-Amén-

4.- CONTEMPLACIÓN: ¿Cómo interiorizo o interiorizamos la Palabra de Dios?

Para el momento de la contemplación podemos repetir varias veces este versículo del Evangelio para que vaya entrando a nuestra vida, a nuestro corazón.

«Muchos están invitados, pero pocos son elegidos»
(Versículo 14)

Y de esta forma nos ponemos en contemplación, repitiendo y agradeciendo a Jesús que venga.

5.- ACCIÓN: ¿A qué me o nos comprometemos con Dios?

Debe haber un cambio notable en mi vida. Si no cambio, entonces, pues no soy un verdadero cristiano.

Si estoy solo, vuelvo a leer detenidamente las lecturas. Pues es importante que entienda no sólo intelectualmente esto sino también llevarlo a la vida. El Señor me invita, Él me llama, debo saber que no puedo poner excusas y vestirme el traje de fiesta, revestirme de su gracia. Voy a hacer un examen serio de conciencia, de todo lo que no he podido cumplir. Proponerse un cambio de vida y ser ahora anunciador del Reino a alguna persona que sabes que necesita conocer a Jesús.

En el grupo, vamos a seguir insistiendo en la excusas que ponemos para no usar el traje de gala, sino que queremos muchas veces estar en la Iglesia con nuestros propios criterios. Vamos luego a realizar una actividad humilde, que nos recuerde que el Señor nos llama primero a ser aquellos que salen a anunciar con nuestras obras de amor que estamos invitados y elegidos para el banquete.

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