Lectio Divina Dominical V de Pascua Ciclo B

«Quien permanece unido a mí y Yo unido a él, ése da mucho fruto»

Hno. Ricardo Grzona, frp

Critian Buiani, frp

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PRIMERA LECTURA: Hechos 9, 26-31
SALMO RESPONSORIAL: Salmo 21, 26b-27. 28 y 30. 31-32
SEGUNDA LECTURA: 1 Juan 3, 18-24

Invocación al Espíritu Santo:

Ven Espíritu Santo,
Ven a nuestra vida, a nuestros corazones, a nuestras conciencias.
Mueve nuestra inteligencia y nuestra voluntad para entender lo que el Padre quiere decirnos a través de su Hijo Jesús, el Cristo.
Que tu Palabra llegue a toda nuestra vida y se haga vida en nosotros.

Amén

TEXTO BÍBLICO: Juan 15, 1-8

Jesús decía:

“Yo soy la vid verdadera, y mi padre es el agricultor. 2 Toda rama que en mí no da fruto, la quita; y toda rama que da fruto, la limpia para que dé más fruto. 3 Ustedes ya están limpios por medio de la palabra que les he dado. 4 Manténganse unidos a mí y yo seguiré unido a ustedes. Así como la rama solo produce fruto cuando está unida con la planta, así ustedes solo pueden dar fruto si están unidos a mí”.

5 “Yo soy la vid, y ustedes son las ramas. Quien permanece unido a mí y Yo unido a él, ése da mucho fruto, porque separado de mí no puede hacer nada. 6 Cualquiera que no esté unido a mí será apartado como una rama y se secará, así como se juntan las ramas y se arrojan al fuego, donde se queman. 7 Si permanecen unidos a mí y mis palabras permanecen en ustedes, recibirán lo que quieran pedir. 8 En esto es glorificado mi Padre, en que produzcan mucho fruto y demuestren así que son mis discípulos.

TRADUCCIÓN DEL NUEVO EVANGELIZADOR

1.- LECTURA: ¿Qué dice el texto?

Estudio Bíblico.

Este domingo, el quinto de Pascua, oramos con el texto del Evangelista San Juan.  Recordemos en primer lugar que este Evangelio tenía como destinatarios a las comunidades cristianas del Asia Menor, y gira entorno al tema fundamental: Jesús es el Enviado de Dios. A la vez que este Evangelio presenta grandes elementos o imágenes, entre ellas el agua, el vino, el pan, el pastor; y en el Evangelio de este domingo esta presente la imagen de la Vid.

En el antiguo testamento la Viña era la imagen que representaba al pueblo de Israel, la Esposa, elegida y cuidada por Dios a lo largo de la historia. Al leer Isaías 5, 1-7, encontramos el poema de la Viña, el profeta comienza resaltando el amor por ella, y culmina intempestivamente condenando su iniquidad. Esto es una prefiguración de la infidelidad de la Esposa para con Dios, de la que se esperaban muchos y buenos frutos que no supo dar.

Es por ello que en el Nuevo Testamento, la Vid ya no es imagen de Israel, sino que esta se ve identificada con los viñadores homicidas (Marcos 12, 1-12) Aquellos que como expresan, han matado a los profetas que envió el Padre.

El Evangelio de hoy comienza diciendo: “Yo Soy la Vid verdadera”, recordemos que la expresión “Yo Soy”, expresaba la identidad de Dios y se vinculaba a su nombre, como el Ser por encima de cualquier otro. Es el nombre que le dijo Dios a Moisés cuando le preguntó quién era y este respondió “Yo soy” (que en hebreo es de cuatro letras consonantes YHWH)

Jesús es la Vid verdadera, el Hijo de Dios se identifica con la Vid, el mismo se ha convertido en Vid, se ha dejado plantar en la tierra por su Padre el viñador; para dar vida en él. Los sarmientos son las ramas de la Vid, donde brotan hojas y racimos, es decir los frutos. Si éstos no están unidos al tronco principal, la savia de la planta no llega y por lo tanto no produce ni hojas ni frutos. Llegado el momento oportuno, el viñador poda a los sarmientos, esta implica dolor y perdida, pero es necesaria para que crezcan con fuerza  produzcan más frutos.

La centralidad del Evangelio de hoy, que nos pone a nosotros en el lugar de sarmientos, y al Señor como la Vid verdadera, es una invitación a permanecer adheridos al Padre, porque los sarmientos para dar frutos tienen que estar unidos  a la Vid, por lo contrario se secan y no dan frutos, por lo que son recogidos y tirados al fuego.

La Vid y los sarmientos, es la figura de la vida en Cristo. Los discípulos del Señor serán reconocidos por sus frutos, esta es la Gloria de Dios.

Reconstruimos el texto:

  1. ¿Cómo comienza este relato?
  2. ¿Quién dice Jesús que es la verdadera Vid?
  3. ¿Quién es el Viñador? ¿Qué hace este?
  4. ¿Cuál es la invitación que realiza Jesús?
  5. ¿Porque es fundamental que el sarmiento este unido a la Vid?
  6. ¿Qué ocurre con aquel que no permanece en la Vid? ¿Y con el que permanece?
  7. ¿En que consiste la Gloria de Dios?

2.- MEDITACIÓN: ¿Qué me o nos dice Dios en el texto?

Hagámonos unas preguntas para profundizar más en esta Palabra de Salvación:

  1. ¿Soy consciente de que por el bautismo, fui configurado participe de la Misión de Cristo, la Vid verdadera?
  2. ¿Cómo es mi permanencia en el Señor: es una permanencia comodista y pasiva? ¿O por lo contrario, es permanencia en el amor, que me lleva a comunicar las bondades del Señor?
  3. ¿Qué clase de sarmiento soy? ¿Soy sarmiento vigoroso, que transporta y comunica Vida? ¿Soy sarmiento quebrado, y que se seca a causa del pecado, es decir por apartarse de la Vid?
  4. ¿En qué momento de mi vida, experimente que fui “podado” por el Señor? ¿Qué fue eso que dejo de existir a causa de la poda? ¿Qué cambio en mí? ¿Entendí que la poda es necesaria para poder dar frutos?
  5. La Gloria de Dios consiste en ser sus discípulos y que estos den frutos. ¿Al examinar mi discipular misionero, soy sarmiento estéril o fértil? ¿Cuáles son lo frutos que doy al Señor? ¿Cuáles son lo frutos que sé que debo dar, y todavía no he logrado hacerlo?
  6. ¿Tengo presente que el que cosecha mis frutos es Dios Padre, el “Viñador”? ¿De que manera me interpela esto?

3.- ORACIÓN: ¿Qué le digo o decimos a Dios?

Orar, es responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y es el momento de decirle algo al Señor.

QUIERO SER SARMIENTO DE TU VIÑA, SEÑOR
Quiero ser verdadero sarmiento, sarmiento que permanece pegado a la parra que lo sostiene, y que, por ella, recibe el alimento para mantenerse vivo y fecundo.

Quiero ser sarmiento que se limpia de todo aquello que le amenaza arrancarlo de la vid, de la vid que le da la savia verdadera para fertilizarse y dar hermosos frutos.

Quiero ser sarmiento que recibe la poda necesaria para quedar siempre bien injertado en la vid, sin peligro de ser arrancado por los temporales, la sequía o las malas hierbas que lo destruyen y alejan de su tronco verdadero.

Quiero ser injerto tuyo, Dios mío, para que nunca tu Gracia queda cortada en el camino a mi corazón, y siempre esté regado por tu bendición y tu compasión. Quiero ser sarmiento que vive de su Viña y que da los frutos que la Viña espera. Buenos frutos que sacian el hambre y la sed de los que se acercan a ella.

Hacemos un momento de silencio y reflexión para responder al Señor.

Añadimos nuestras intenciones de oración.

Amén.

4.- CONTEMPLACIÓN: ¿Como interiorizo o interiorizamos la Palabra de Dios?

Para el momento de la contemplación podemos repetir varias veces este versículo del Evangelio para que vaya entrando a nuestra vida, a nuestro corazón.

«Manténganse unidos a mí y yo seguiré unido a ustedes»
(Versículos 4)

Y así, vamos pidiéndole al Señor ser testigos de la resurrección para que otros crean.

5.- ACCION: ¿A qué me o nos comprometemos con Dios?

Debe haber un cambio notable en mi vida. Si no cambio, entonces, pues no soy un verdadero cristiano.

En lo personal, vuelvo a leer detenidamente las lecturas. Y piensa en una acción concreta, para hacer carne la palabra del día de hoy. Una acción que me lleve a ser sarmiento vigoroso, que comunique lo bella y alegre que es la vida en Cristo, la Vid verdadera. Por lo tanto voy a visitar enfermos, voy a ir a aquellos privados de libertad o a realizar una obra de caridad, que es el fruto que daré para responder activamente a la Palabra de Dios

Con tu grupo, proponemos una acción o actividad en común que nos identifique como discípulos de Jesús, recordemos que nos manifestó que la Gloria del Padre esto en esto, y en dar frutos. En este tiempo Pascual es un buen momento para ser testigos de la alegría de la resurrección. Nos atrevemos a comunicar la alegría del Evangelio. Visitaremos como grupo a alguna familia que necesite ayuda en su casa, como reparación, limpieza, alguna actividad humilde. O también visitar huérfanos, enfermos… algo que demuestre que sí somos testigos de Cristo

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